Entrevista CEAL a Ernesto Sabato
Entrevista CEAL a Ernesto Sabato
Centro Editor de América Latina –CEAL- publicó, en el año 1982, la magnánima “Historia de la Literatura Argentina” en 6 volúmenes. Charlas de Literatura quiere compartir con todos sus queridos lectores algunas de las más relevantes entrevistas a literatos nacionales contenidos en el volumen 6 de la ya mencionada colección.
En la presente oportunidad reproducimos la entrevista realizada al atormentado escritor Ernesto Sabato. El escritor responde a un conjunto de interrogantes por medio de los cuales se piensa a sí mismo, piensa su práctica y sentido de su obra.
CEAL: ¿Cómo comenzó a escribir?
E. S: Desde chico tuve pasión por la pintura y la literatura, y así como garabateé muchos papeles con dibujos y caricaturas, escribí cositas. En particular cuando me mandaron lejos de mi pueblo, a La Plata, para seguir el colegio nacional, entonces las largas cartas que escribía a mis hermanos fueron mi aprendizaje literario.
CEAL: ¿Cómo trabaja? ¿Hace planes, esquemas? ¿Escribe de manera regular o por épocas?
S: Soy extremadamente irregular para el trabajo, y pasan períodos muy largos en que todo me parece abominable y en que dejo de escribir. Por otra parte, soy muy destructivo y casi todo lo que realizo lo tiro al canasto y en ocasiones lo quemo. ¿Planes? Sí, muchos, que luego se van alterando a medida que la ficción avanza, forzado por la vida propia que toman los personajes, siempre imprevisibles, al menos para mí. Corrijo mucho, y hay textos que han tenido hasta seis o siete o diez redacciones. Pero hay que tener cuidado con el exceso de corrección porque se puede dañar el material que surge desde la inconsciencia.
CEAL: Se dice que todo escritor tiene sus temas constantes que definen su obra, ¿Cómo definiría usted los suyos?
E. S: Sí, creo que lo único que verdaderamente importa es escribir sobre las obsesiones más profundas que acosan desde los estratos más profundos de la inconsciencia. En cuanto a mis obsesiones, pueden advertirlas todos los lectores.
CEAL: ¿Cuál sería, a su juicio, el lector ideal de su obra?
E. S: Alguien que goce y sufra en los momentos en que yo mismo he gozado y sufrido escribiendo.
CEAL: ¿Con que interés lee lo que la crítica dice sobre sus obras?
E. S: Creo que uno debe ser capaz de escribir lo que siente sin pensar en la crítica. En suma, hay que escribir para los lectores, no para los críticos.
CEAL: ¿En relación con qué autores argentinos o extranjeros piensa usted su propia obra?
E. S: Yo he tratado, simplemente, de escribir lo que me ha atormentado. Pero si se pregunta por influencias, creo que he recibido la influencia de todos los escritores que me apasionaron. La lista la hago al correr de la maquina, no es completa ni nada que se le parezca; los románticos alemanes, los rusos, Thomas Mann, Stendhal, los nórdicos como Strindberg, Faulkner, Proust, Kafka. Y, de aquí, Sarmiento y Roberto Arlt.
CEAL: ¿Cuáles son las cualidades más importantes en un escritor?
E. S: Siento de modo supremo a los creadores que han escritor con fervor, con autenticidad, con fanatismo. Los prefiero a los que producen literatura por deleite verbal, como fue, en cierto modo, Lugones. Los que anteponen la palabra a la intuición poética. Caludel dijo que las palabras no hicieron La Ilíada, sino fue la Ilíada que hizo las palabras (…) opino que en todo gran arte no pueden separarse esos dos términos (“fondo” y “forma”), puesto que el fondo se da inevitablemente formado y la forma es necesariamente contenido. Si el fondo fuera lo decisivo, no se podría comprender cómo con un “argumento” trivial de su tiempo Shakespeare levantaba una gran tragedia. Es precisamente ese principio el que me hace poner en cuarentena una literatura que dé preeminencia a la forma; del mismo modo, aunque a la inversa, que me pongo en guardia contra esas famosas “literaturas de contenido”, como en el caso del realismo socialista y otras actitudes edificantes