“La literatura es una buena manera de hacer teología” dice el teólogo y filósofo Sergio Fuster al comentar su primera novela: La sacerdotisa



A través de la ficción, el teólogo y filósofo Sergio Fuster, nos transmite hondas meditaciones acerca de la vida, la muerte, el suicidio, lo divino y el acceso místico. Encara una historia simple, una amistad sin igual, y la vez, un drama que interjuega entre la perversidad y la belleza. Utilizando una prosa que por momentos alcanza estructuras de una simbólica sublime y a la vez siniestra, nos deja múltiples temas abiertos y que el lector deberá completar con su propia cosmovisión. Conversamos con el autor acerca de su primera novela: La sacerdotisa.


¿Cómo se te ocurrió hacer un intento literario de la teología?

Lamentablemente la teología está mal comprendida y en el imaginario, por lo general, se lo asocia con el sacerdocio católico o con los pastores alemanes protestantes encerrados en sus claustros docentes estudiando lenguas antiguas. Hay mucho de eso, es verdad. Sin embargo el estudio de lo religioso como fenómeno, que es mi área de estudio, está también cerca de la filosofía y el agnosticismo, aunque no lo parezca. Yo soy ensayista y he escrito libros no demasiado accesibles al público en general. Un día decidí escribir una historia en la que cuento estos conceptos teológicos pero de manera imaginaria. Lo hice como un ejercicio privado y porque disfruté mucho escribiéndola. Pero estuvo guardada en mi computadora varios años, hasta que el editor se entero por una conversación fortuita y me pidió leerla. Pensé que quedaría dentro de un intercambio personal. Sin embargo le pareció buena y sobre todo clara. Es así que se editó. Es teológica porque soy teólogo y pienso teológicamente, fue intuitivo no adrede.

La trama gira alrededor de un suicidio...

La trama, más bien, gira alrededor de la redención. Una muerte salva una vida. Pero en esta historia esa vida es salvada por una supuesta intervención sobrenatural

... por la sacerdotisa

La sacerdotisa es un símbolo —una clara alusión al arcano dos del Tarot— que encara la heroína Marilyn y que el lector deberá decidir si era un ser iluminado o una mujer enferma y malvada que solo quiere producir una muerte a través de llevar a Salvador, el protagonista, a arrojarse a las ruedas del tren y a través de esa muerte redimir a Rodolfo, el otro ángulo del triángulo de la historia.

Contáme como está constituido ese triángulo entre los personajes que se debate entre lo pasional, la culpa y la salvación mágica.

Rodolfo es un ser acabado, culposo y lleno de oscuridades. Un hombre que al no poder soportar la culpa de haber abandonado a su madre y no verla antes de morir decide acabar con su vida arrojándose debajo de un tren. Salvador un hombre débil, de personalidad cándida, apegado a su madre, la pierde repentinamente por un cáncer fulminante. Pero Rodolfo no pudo concretar su muerte. Salvador sí. Hace lo que el otro no pudo y de esa manera lo salva. Pero entre ellos aparecerá una oscura y enigmática mujer, Marilyn, la sacerdotisa, que a través de un juego misericordioso pero a la vez malvado llegará a la vida de ambos para dejar una enseñanza. Enseñanza que no se sabrá hasta el final si proviene del mundo espiritual o es solamente una casualidad.

¿Crees en las predicciones del Tarot?

Sabes que soy agnóstico, pero justamente por ellos dejo puertas abiertas. Dejo senderos para que los complete el lector desde su propia mirada. Abro el camino para pensar en otras posibilidades existenciales y espirituales. Creo que en eso la historia de La sacerdotisa es accesible.

¿Tiene aspectos autobiográficos?

Toda ficción es autobiográfica, de alguna manera, no podemos sustraernos de alguien que escribe desde lo que es, o desde lo que conoce, o desde lo que quiere saber. Ese creo es el sentido de la literatura. Es arte en signos de la lengua. Ya Sartre lo pensó en sus escritos de ¿Qué es literatura? Creo además que está atravesada por ese instante tan crítico que debe vivir todo hombre en algún momento desu vida, que es la pérdida de su madre, pero también del consuelo y el peligro la proyección edípica psicológica de no resolverlo adecuadamente. 

¿Y qué mensaje espiritual crees que deja tu historia?

Creo que transmite la necesidad de abandonar las formas religiosas, rituales y mágica a través de una vivencia mística de muerte y resurrección, crucificatoria, solo allí se logra el sentido de la vida. La literatura es una buena manera de hacer teología. De acercar la dialéctica del misterio y la pulsión de lo sagrado.



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